Good Boy

Una película que aplica una perspectiva interesante y una temática con mucho potencial, pero que no explota en todo su esplendor. "Good Boy" es una entrega llamativa, atractiva y con un desempeño muy decente por su planteamiento y énfasis en una perspectiva que cautiva a cualquier espectador. Es una película que agrega un sentido de originalidad bien elegante mediante su narrativa e historia en general, donde te sumerges en un vaivén lleno de sorpresas o momentos agradables. Se aplican métodos que hablan por sí solos y que brindan otro sentido a la experiencia sobre el género de terror sobrenatural. El filme tiene un gran variedad de aciertos en distintos aspectos cinematográficos que la consolidan como un producto de gran valor, en donde su partitura musical, iluminación, montaje, edición, sonido, puesta en escena, fotografía y estética en conjunto le suman mucho a esta entrega, dando apoyo entre todas para complementar un resultado sólido. Ahora bien, en otros términos de ejecución, carece de mejor funcionamiento a lo que guion se refiere, donde pudo otorgar mejor desenvolvimiento en cuanto al desenlace de la historia. A pesar de tener un potencial enorme, lo desperdicia por secuencias repetitivas y la falta de un impacto hacia el espectador, donde una sorpresa o giro de trama tendrían más valor sobre última instancia. En tal sentido, no significa que sea una película mala, de hecho, es entretenida y cumple su objetivo por todo su planteamiento creativo. Sin embargo, faltó algo más para dar un impacto envolvente y que deje carta abierta para muchos debates. El director Ben Leonberg realizó un trabajo formidable donde hace reflejo de su gran talento en historias con mucha inteligencia e imaginación. Su concepto canino y la forma en cómo tuvo el ingenio de filmación es para aplaudir. "Good Boy" es una película que busca conmover al público por esa conexión con los perros, donde el cariño es inevitable y además tenemos a un protagonista que se roba la pantalla en cada segundo. El entrenamiento que tiene Indy es brillante, su desenvolvimiento es tan convincente que no hay explicación alguna de su gran nivel. En otro sentido, la cinta explora diferentes matices en sus argumentos que hacen un enfoque sobre temas importantes y que hacen un paralelismo entre la realidad y la ficción. Acá se abarcan temas como la incondicionalidad, el amor, la amistad, la fragilidad, el miedo, la lealtad, el apoyo, la protección, la falta de madurez, el conflicto interno, las lagunas mentales, y el impacto de lo sobrenatural. Aunado a ello, se establece una metáfora en referencia a las enfermedades crónicas mediante la oscuridad y lo desconocido, donde se tiene una ventana abierta a la consecuencias de falta de atención y el desconocimiento por el tema, afectando el bienestar y la salud en general. Por otro lado, Indy es la representación de la inocencia, el compañerismo, el desconocimiento, la tenacidad, y la protección ante la falta de compresión. Es el ejemplo claro de los sentimientos de un verdadero amigo ante las dificultades. La narrativa desde el perro hace referencia a como el mal, la muerte y lo desconocido está en búsqueda de pensamientos negativos de los seres humanos e incluso cómo por instinto busca las alternativas de cumplir su objetivo. La película es un cúmulo de emociones en donde el dolor, la frustración y la lucha por ayudar a las personas de nuestro entorno son puntos cruciales incluso desde la perspectiva de nuestros amigos fieles, los perros. Sin duda alguna esto tiene un potencial enorme, pero pudo ser mejor, quizá otorgando un impacto de mayor envergadura. Aun así, es muy entretenida y experimenta otro concepto dentro del género. Esta cinta tiene algunas similitudes con "Presence" de Steven Soderbergh.